Panamá
Dolidos realizan hoy una misa a las 10:00 a. m. en la Iglesia de Lourdes, en Carrasquilla
TRAGEDIA
‘Desconocer nuestras raíces es anular nuestra propia historia’, esta frase al parecer no está arraigada en la mente de los panameños, pues los hechos históricos pasan desapercibidos.
La masacre de Albrook, en la que 11 militares fueron asesinados bajo la dictadura del ex hombre fuerte de Panamá, Manuel Antonio Noriega, es una de las tragedias que no está registrada en la memoria de muchos panameños. Jóvenes en edad escolar desconocen sobre esta barbarie.
En este hecho, que sucedió un día como hoy, pero hace 25 años, el mayor Moisés Giroldi —apoyado por un grupo de militares, que habían llegado al país luego de la misión de paz en Namibia (ver la tabla)— intentó darle un golpe de Estado al exgeneral, pero esto terminó con su sangre derramada.
Los 11 golpistas fueron ejecutados entre el 3 y el 4 de octubre en un hangar de Albrook y en el cuartel de Tinajitas, en San Miguelito. En este último lugar Giroldi, quien fuera compadre de Noriega fue asesinado de 20 tiros.
La historia cuenta que 10 de los 11 militares, que buscaban sacar del poder a Noriega, fueron encapuchados, esposados y torturados.
Desconocimiento
Este amargo incidente está en el olvido de los panameños, así lo considera el historiador Rommel Escarreola al asegurar que esto se debe a la mala interpretación de la historia del país, y a los programas y planes de estudio que reciben los alumnos en las escuelas.
Según Escarreola, la eliminación de la materia Historia de las Relaciones de Panamá con Estados Unidos contribuye a la ‘amnesia’ en la que viven los jóvenes. ‘El panameño olvida tan rápido su historia’, expresó.
El Siglo consultó con 25 personas sobre la masacre de Albrook. En el sondeo se comprobó que 22 consultados no sabían lo que ocurrió ese 3 de octubre de 1989.
Un amargo recuerdo
El dolor y la tristeza de ver a su padre por última vez, con su rostro desfigurado y sin vida, es el recuerdo que todavía vive en la memoria de Susana Ortega, hija del teniente Ismael Ortega.
Susana, que para ese entonces tenía 16 años, comentó que este hecho fue muy difícil. ‘Pasaron dos años para que aceptara que aquel hombre todo golpeado que enterramos era mi padre que tanto amo’, expresó.
La muerte de su padre, al igual que la del resto de los golpistas, fue atribuida a un combate y no por alzarse en contra de Noriega.
Piden reconocimientos
Tras el olvido de estos mártires por 25 años, sus familiares exigen que estos sean vistos como los héroes que fueron.
‘Queremos que se les dé una placa de reconocimiento y el ascenso post mórtem’, resaltó Susana.
‘Las viudas de estos caídos merecen sus pensiones, pues nunca recibieron nada de las autoridades, tras este episodio amargo y duro’, manifestó.
Por la muerte del mayor Giroldi, Noriega y el excapitán Heráclides Sucre Medina fueron condenados por el Segundo Tribunal Superior de Justicia a 20 años de cárcel y la prohibición a ejercer cargos públicos por 10 años.