• sábado 09 de marzo de 2024 - 12:00 AM

Una impunidad acordada 

Solo un proceso constituyente originario, con democrática y plena participación ciudadana, podrá dar inicio a una verdadera refundación republicana

La cada vez más gravísima situación que vive nuestra sociedad exige un gran esfuerzo a todos los ciudadanos. Es por ello que debemos desterrar la idea de que los actuales gobernantes y los poderes públicos, van a querer o poder resolver nuestros múltiples problemas.

Los últimos espectáculos ofrecidos, sin reparos, por los rectores de los tres Órganos del Estado y del Tribunal Electoral, dada la ausencia de constitucionalidad e institucionalidad, vienen a confirmar el poco me importa de las autoridades y, evidencian, aún más, cuán dispuestos están los varios miles de suspirantes a cargos de elección, a sostener el desorden normativo que mantiene a la población y al país, en un estancamiento innombrable.

En su trasnochada y deliberada intención de confundir lo jurídico con lo político, han desatado un clima de autoritarismo, en un país dónde -en las últimas décadas- se ha perdido enteramente la noción de orden público y de seguridad jurídica. Y esto se ve agravado por el control que, sobre la CSJ y el Ministerio Público ejerce la organización criminal conjunta gobernante, presidida por el Presidente de la República.

La nefasta decisión de las autoridades panameñas de manejar el país como si fuera un negocio, se ha convertido en un permanente infarto moral, al que le falta cada vez menos, para que sea mortal.

Los gansteres coimeros que, cuales cancerberos, pululan por todos los pasillos y dependencias de oficinas estatales operan impunemente en Panamá, fortaleciendo los tentáculos de quienes buscan quedarse o salir, ricos e impunes.

Reacomodados, con variadas legislaciones, han  logrado que no se haya tomado medida alguna contra sus anticonstitucionales actos y bienes (v.gr. Odebrecht); logran  preservar “su existencia y continuidad de actividades”; (v.gr. First Quantum), logrando así que la corrupción, de la mano de la impunidad, sean aceptadas como modus operandi y vivendi.

Solo un proceso constituyente originario, con democrática y plena participación ciudadana, podrá dar inicio a una real y verdadera refundación republicana. Seguir negándolo, hablar de reformas y de paralela, es aceptar ser cómplice de la desgraciada desigualdad social imperante.

Catedrático en UP

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