Clientelismo, juega vivo y qué hay pa' mí

A las puertas de una nueva campaña electoral en Panamá, la esperanza se ve empañada por el temor de que los mismos actores de los partidos tradicionales, cuya gestión se ha teñido de ineficiencia y corrupción, continúen en el poder. Esta corrupción no es solo un mal que degrada nuestra democracia, sino una enfermedad que carcome nuestra nación, dejando tras de sí una estela de perjuicios que afectan a la sociedad.

Sin embargo, no podemos culpar solo a los políticos. Parte del problema es la falta de cultura política de la población. Es el clientelismo, ese sistema donde conciencias se compran por sacos de cemento, arena, piedra, zinc y bolsas de comida. Es decir pan para hoy, hambre para mañana. Lo peor es que estos recursos provienen de erario público y no de ningún politiquero.

Este juego persiste porque muchos se preguntan: ‘¿qué hay pa' mí?'. Esta mentalidad centrada en el beneficio inmediato y personal, permite que el ciclo de corrupción continúe.

La renovación política es urgente. Pero también es esencial fomentar una cultura cívica que priorice el bien común sobre el beneficio personal. Solo así podremos romper el ciclo y construir un Panamá más justo y próspero.

PROFESOR UNIVERSITARIO