• sábado 09 de marzo de 2024 - 12:00 AM

¡Las alertas de la Acodeco!

Después de confesar su inoperancia, prácticamente la institución  recomienda que “cada quien se defienda como pueda.”

La ACODECO publicó con gran profusión un comunicado para advertir a posibles incautos, de que podrían ser estafados por una empresa que “vende paquetes vacacionales”. Llama la atención que la ACODECO revele que la susodicha empresa se dedica a esas actividades de dudosa honorabilidad desde hace más de 10 años y que sus andanzas han sido objeto de decenas de denuncias.

Pero si eso es sorprendente, más lo es, y con mucho, que durante todos esos años la flamante ACODECO solo haya servido para contabilizar las denuncias y que, como conclusión diga que estas no han prosperado “porque a la empresa denunciada ha sido difícil localizarla para notificarla”.

Después de esa desconcertante confesión de incompetencia, la flamante ACODECO, para supuestamente cumplir su obligación de “proteger a los consumidores”, culminó su comunicado con un largo rosario de recomendaciones sobre las medidas preventivas que debemos seguir, para que empresas como la de las vacaciones tramposas no consumen sus estafas. En otras palabras, después de confesar su inoperancia, prácticamente nos recomienda que “cada quien se defienda como pueda.”

No conozco el presupuesto de la flamante ACODECO, pero con seguridad sumará a una buena cantidad de millones, que pagan una frondosa burocracia. Pero tomando como referencia lo que proyecta el ya comentado comunicado, es forzoso concluir que esa institución tiene que ser revisada para determinar su costo-beneficio y hasta si convendría eliminarla de una vez por todas.

Pero la ACODECO no es único caso de instituciones que, creadas para evitar los abusos de las distorsiones de las prácticas del libre mercado, sirven para muy poco o simplemente para nada. Otros casos que convendría revisar son: el de la Autoridad de los Servicios Públicos, la ASEP, el de la Superintendencia de Bancos y el de la Superintendencia de los Seguros, que patrocinan que a los usuarios se les impongan contratos leoninos, que no son propiamente tales, pues todas sus cláusulas las imponen los prestamistas o los emisores de las pólizas.

En algunos países, por la presión de los usuarios y de los consumidores y por iniciativa de estos existen entidades que efectivamente están dedicadas a evitar los abusos, como, por ejemplo, la española Asociación de Usuarios Financieros. Replicarlas en Panamá es posible y, además de necesario, urgente.

Abogado

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