Internacional
INVESTIGACIÓN
La investigación de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman entró en una semana decisiva luego de que se imputara a su colaborador Diego Lagormasino por haberle prestado el arma que lo mató, mientras la exesposa duda de la investigación.
Esta muerte ha tendido un manto de sospechas expresadas por el oficialismo, la oposición y la ciudadanía, que convocó ayer a las 8:00 p. m., una protesta frente a la casa de Gobierno y en las afueras de la residencia presidencial de Olivos, para pedir ‘Justicia por Nisman este 26E’.
Entre tanto, en la fiscalía la prensa aguardaba ayer a la exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, madre de sus dos hijas de 7 y 15 años.
Nisman, de 51 años, apareció muerto de un tiro en la cabeza en el baño de su apartamento en Buenos Aires, Argentina, el domingo de la semana pasada.
Desde hacía 10 años era titular de la fiscalía especial AMIA, encargada de investigar el atentado contra la mutual judía en 1994, el más grave en la historia argentina, con 85 muertos y 300 heridos.
El miércoles antes de morir, Nisman denunció por encubrimiento a la presidenta Cristina Kirchner y al canciller Héctor Timerman, entre otros, por la negociación con Irán que derivó en el memorándum de entendimiento que firmaron ambos países para encontrar a los responsables de aquel atentado.