• miércoles 24 de abril de 2024 - 12:00 AM

Libérate de la “cuentodependencia”

Hoy con solo activar tu celular tienes a tu alcances tanta información, que deberíamos acertar en todas nuestras decisiones. Pero suele ocurrir lo contrario, tal vez porque nos aburre analizar, o simplemente porque nos es más fácil asimilar “las verdades ajenas” bien disfrazadas, aunque su falsedad su desagradable olor se perciba a la distancia.

Es como la repetida historia de aquel galán que llevaba tiempo pretendiendo a la doncella, y sin importar los costosos regalos, no era correspondido. Se decidió por mentir, y de seguro que más de una dama se comió el cuento, y la frustración por el engaño muy pronto llegó.

Algo parecido ocurre con nuestros candidatos presidenciales, que al concluir sus equipos que serán rechazados de plano si hablan con la verdad, les proponen entonces recurrir al engaño. No es cualquiera que miente sin sonrojarse, pues solo quien confía en la fuerza de la mentira, no le pone límites a sus ocurrencias.

Te debe hervir las venas cuando veas a un candidato sentado en una fonda o montado en un taxi, reproduciendo un video en el que aparecerá reído al lado de la gente que vive de “salario mínimo”, y después te pedirá el voto por haber conocido tus vicisitudes cotidianas.

Se ha convertido en ciencia mentir sin ruborizarse, si con engaños se gana las simpatías del elector. Hace falta una censura electoral para evitar las propuestas disparatadas o las que a simple vista son falsas. No faltarán quienes termine objetando esta propuesta pues en nombre de la libertad, no hay reproche en mentir, pues es el votante quien debe ponderar entre la verdad o la mentira.

La “cuentodependencia” es un extraño virus, que únicamente se incuba en las democracias tropicales, y ataca a aquellos electores que disfrutan sentirse engañados, y luego de adquirido se pasan 5 años renegando por el cuento que se tragó.

Los que padecen la “cuentodependencia”, creen que otros le deben resolver sus problemas, pues otros son los culpables de todos sus males. Lo peor del “cuento dependiente”, es que sabe que lo es, y lo luce con orgullo ante cualquier. Por tu salud cívica! libérate de la “cuentodependencia!.

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